2015-03-17 22.13.59   Recuerdo aquel Martes 17 de Marzo como si fuera ayer…

Eran las seis y media de la tarde cuando entré con mi maletón y mi violonchelo por las puertas de la Sala Galileo de Madrid, con pocas horas de sueño en el cuerpo y una legión de hormigas merodeando por mi barriga.

Nunca había visto la Galileo así, apagada, silenciosa, solitaria, misteriosa, como ocultándome algo …Recuerdo que un camarero se dirigió a mí para preguntarme si era Maglin (le dije que sí) y me indicó donde estaba el camerino.

No tardaron en llegar el técnico y los músicos y los colaboradores y mas camareros, pero hubo unos minutos de soledad en ese camerino difíciles de describir. Yo solo cerré los ojos y sentí el vértigo y la alegría a borbotones, después me dispuse a colocar las 500 horquillas que sostendrían mi tocado lámpara, pinturitas y demás enseres que conforman mi ritual, la transformación.

La prueba de sonido pasó volando, y a partir de ese momento no tengo recuerdos nítidos ni ordenados. Un cúmulo de sorpresas y emoción cual colorido colash que revivo cada vez que necesito impulsarme.

En el camerino de dimensiones tela de pequeñas, momentos antes de salir a escena, Rycardo Moreno lanzaba acordes al ambiente calentando su guitarra mientras Diego Guerrero se lamentaba ante el espejo de haberse autocortado el pelo, las risas de Yelsy Heredia altamente contigosas y la energía bonita del bailaor Miguel Tellez colocándose su pañuelo de lunares, mis hermanitos Antílopez que hasta me buscaron una esponjita para el micrófono que me daba calambres, el abrazo de El Kanka me dijo muchas cosas, y mi madrina Martirio, me agarró fuerte de las manos y me miró pa dentro y sin gafas para transmitirme un cañón de energías de un modo tan especial, que lo guardaré siempre en mi memoria.

Lo que ocurrió en el escenario ya lo vivieron ustedes…

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Con Martirio

Recuerdo vuestro aplauso, y el cigarrito de después, los abrazos de los amigos mas cercanos, la sonrisa del camarero, que me felicitó.

Recuerdo todo y nada, o en esencia recuerdo que casi exploto de felicidad.

Desde entonces y sin perder un ápice de ilusión y nervios, la la aventura continua, de camerino en camerino, de escenario en escenario, aprendiendo y aprendiendo,  con entrega y verdad defendiendo este «Viaje Interior» que arrancó aquel 17 de Marzo que nunca olvidaré.

Fotos:Lourdes Rodríguez y Señor Abeja